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En sus marcas, listos... Publicada: Lunes, 05 de Octubre 2015 Cuando va a iniciar una carrera, más que la velocidad, lo primero que medimos es la aceleración. Igualmente, cuando vemos las características de un automóvil, vemos características como de 0 a 100km en 5 segundos.
Esto es algo parecido a lo que ocurre en una start up.
Sin embargo, cuando hablamos de una empresa tradicional, como un restaurant, taller, despacho, fábrica, etc. el concepto es al revés, primero debes tener cierta velocidad y si ya mostramos algo de estabilidad, aceleramos.
Esta es la lógica que se puede observar en las aceleradoras de empresa, en donde se requiere que una empresa a acelerar tenga cierto nivel de confort, como antigüedad, ingresos y clientes para poder entrar en sus programas.
Una start up, una vez que tiene un objetivo en mente, genera de manera muy rápida, pequeñas pruebas piloto que le van ayudando a identificar su mercado, aceptación de clientes o usuarios, funcionalidad y desempeño. Con esta información toma decisiones y “pivotea”, desarrollando nuevas pruebas más elaboradas que le vayan dando los resultados óptimos.
En pocas palabras, lo que está haciendo es seguir un ciclo de aprendizaje y mejora continua de sus procesos, para alcanzar los resultados pactados ante sus inversionistas.
Aquí es en donde se encuentra la similitud entre una start up y una empresa tradicional.
Una empresa tradicional que en el día a día sigue un ciclo de aprendizaje y trabaja con la mejora continua de sus procesos, tiene una mayor probabilidad de alcanzar sus resultados presupuestados, y por lo tanto encontrar un camino más adecuado para iniciar una etapa de crecimiento acelerado, el cual es lo que muchas de las empresas buscamos.
Ing. Jorge O. Patrón Camacho
Director General Vía Procesos.
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